CAPÍTULO 1.- EL DISCURSO DE LA
ORIENTACIÓN EDUCATIVA EN MÉXICO: LA HISTORIA DE LOS PRIMEROS AÑOS DEL SIGLO XX,
HÉCTOR MAGAÑA VARGAS
INTRODUCCIÓN
La
historia de la orientación educativa, vocacional, profesiográfica y cualquier
otra denominación por la que se le conoce en México, ha transitado por diversos
momentos y circunstancias que han llevado a lo que hoy conocemos como una
disciplina de las ciencias de la educación.
Para
mí es fundamental el contexto histórico y el momento social y político en el
que se circunscribe este debate de ideas, toda vez que ha sido determinante
para la vida política del México postrevolucionario las propuestas de los
diversos grupos e individuos sobre el ideal de sociedad que se quería construir
y el porvenir de la patria.
FUNDAMENTOS TEÓRICOS
De
la orientación en México hay algunas contribuciones derivadas de trabajos de
tesis principalmente y muy pocos estudios sistemáticos sobre la historia y los
comienzos de la orientación en México, por lo que queda empezar a aportar en este
sentido y contribuir con este trabajo a escribir esta parte de la orientación
que no se ha podido realizar por diversas circunstancias. La noción de
arqueología del saber es retomada también de Foucault en el sentido de vincular
el discurso con la historia de las ideas.
FINALES DEL SIGLO XIX Y LA PROPUESTA DE
GABINO BARREDA PARA LA CREACIÓN DE LA ENP
Se
empieza por el discurso del fundador de la Escuela Nacional Preparatoria por su
importancia y trascendencia en el debate de las ideas y sobre todo por los
argumentos que construye para justificar su propuesta de lo que hoy denominados
el modelo educativo, la concepción pedagógica, y al mismo tiempo identificar
las nociones básicas de la orientación centradas en el proceso de elección de
carrera. Su método está basado en las ideas del positivismo lógico de su
maestro Augusto Comte y pretende que los jóvenes preparatorianos sigan los
razonamientos del pensamiento racional deductivo e inductivo que realicen
inferencias, y silogismos que les permitan explican los fenómenos de las
ciencias naturales y las artes.
¿A
quién interpela Gabino Barreda? Considero que lo hace principalmente a los
jóvenes estudiantes, se dirige a ellos con el propósito de incentivarlos para
que continúen sus estudios, para que se preparen mejor en su vida de
estudiantes de la ENP, les deja bien claro cuáles son los fines y propósitos de
esta escuela y sobre todo se deslinda de las ideas religiosas y conservadoras
para ofrecer una nueva visión del mundo y de lo que es y debería ser un futuro
profesionista. Se podría decir también que es un discurso contra hegemónico de
las ideas religiosas y en un deslinde político e ideológico con las escuelas
confesionales que hasta el momento han sido las dominantes. Por otro lado,
cuando hace mención de las “inclinaciones” y “capacidades de los interesados”,
está haciendo clara referencia a los procesos psicológicos del sujeto, a las
cuestiones internas que debe tomar en cuenta al momento de decidir sobre su
futuro.
EL SIGLO XX Y LA ORIENTACIÓN EDUCATIVA
EN MÉXICO EN EL PERODO PRE Y POST REVOLUCIONARIO
El
siglo XIX fenece y deja atrás una patria convulsionada, saqueada, destruida; y
al mismo tiempo emerge con las leyes de reforma y con los profundos cambios y
transformaciones; la consolidación del Estado-nación y la construcción de las
instituciones y sobre todo de la democracia y la legalidad. La educación se
convierte luego entonces, en una prioridad nacional y al mismo tiempo que se
empiezan a gestar los proyectos pedagógicos diversos, se fortalecen las nuevas
escuelas y sobre todo se empieza a definir el rumbo de la patria con la
inversión en la educación en todos sus niveles.
Se
empieza a gestar un personaje clave en la educación mexicana que no es
propiamente un docente, ni directivo, ni especialista, se empieza a definir una
profesión que va tomando forma y surge como producto del desarrollo histórico,
social y político en que se encuentra inmerso el país y la educación. Es una
profesión y un profesionista que no tiene nombre ni apellido, no se le identifica
teóricamente como un orientador, aunque se le empieza a dibujar aunque sea de
manera muy sutil. Es el advenimiento de una profesión producto del desarrollo
del capitalismo en una fase monopólica y en México apenas se crea una economía
del capitalismo subdesarrollado donde aún perviven relaciones de producción
feudales en algunas regiones.
REMO:
Volumen V III, Número 21La orientación educativa en México se inscribe en el
contexto del desarrollo de la sociedad en su conjunto. Sus propuestas de formación
de los profesionales que se encarguen de dirigir la nación y sobre todo en la
creación de los cuadros dirigentes. Estos profesionales son claves para
consolidar la patria y fortalecer sus instituciones por medio de científicos de
las ciencias naturales, sociales y humanidades. Como les señalaba el Dr. Terrés
a los estudiantes preparatorianos:
Serán
los que deben dirigir el país, pensadores realmente útiles a la colectividad,
para obtener todo lo que la educación es capaz de proporcionar,(…) no debemos permitir
que cada joven se lance por cualquier carrera, por el primer camino que mira al
levantar los ojos queriendo descubrir el porvenir. (Terrés, 1906:4-5)
Al
identificar los extranjeros que la educación en México presentaba graves
deficiencias, decidieron traer junto a sus empresas sus instituciones escolares
con el firme propósito de afirmar su identidad nacionalista, ideológica, y
sobre todo la preservación de su cultura y el idioma propio. En la mayoría de
los casos, los alumnos integrantes de esta comunidad son hijos de los
trabajadores de estos países, hijos del cuerpo diplomático o como en el caso de
Alemania: “Súbditos del imperio alemán”: De esta manera se aprecia una
orientación que no tiene opción, está estrechamente vinculada con la filosofía
educativa y su modelo pedagógico de cada escuela y sobre todo muy alejados de
los valores y tradiciones del México de esa época.
Los
primeros colegios que se crearon con esta visión del mundo y con su propio
modelo pedagógico fueron: El Colegio Americano (1888); El Colegio Alemán
(1892). En los años posteriores se siguieron incrementando estas escuelas y
aunque cambiaron de nombre llamándose Liceos, en realidad siguen los principios
similares a este grupo; se siguieron incrementando con la presencia del Liceo
Franco Mexicano, el Colegio Israelita, el Colegio Luis Vives y el Colegio
Madrid. Actualmente está la presencia del Liceo Mexicano Japonés y el Lancaster
School entre muchos otros más.
EDUCACIÓN PARA EL PUEBLO: ORIENTACIÓN
PARA LA CIENCIA, PROGRESO Y LA PATRIA
Los
delirios del dictador Huerta: las escuelas preparatorias y normales se deben
convertir en escuelas militares. Con esta genial idea, Victoriano Huerta, luego
de traicionar a Francisco y Madero, impone su voluntad a sangre y fuego. Para
incrementar su fuerza militar sigue el método de reclutar a la “leva”, es
decir, secuestrar a los jóvenes del campo y la ciudad por medio de la fuerza
para hacer crecer la fuerza militar y pasar de 50 mil a 250 mil soldados.
Este
dato parecería irrelevante a no ser por la orden que impuso en las escuelas:
“Todos los maestros de la República, concurrirán a clases con uniformes de
campaña y que se les concediera el grado de capitán”. (Loyo, 1995: 37).
LA PROFESIOGRAFÍA: LOS ORIENTADORES DEL
SIGLO XX
Elegir
por apariencia es elegir como un niño. Recuerdo que a la edad de cinco o seis
años solían preguntarme las personas amigas que visitaban mi casa paterna:
“Erasmito, ¿qué piensas ser cuando llegues a hombre?” Y yo contestaba: “cura
para decir misa o gendarme para traer pistola. (Castellanos, 1909:8)
La
historiografía oficial declara que la orientación formal nace en el seno de la
Secretaría de educación Pública en el año de 1953 con el Profesor Luis Herrera
y Montes con la creación del Departamento de Psicopedagogía. Sin embargo,
siguiendo las tesis de Foucault sobre la genealogía e identificando estos
momentos de la historia como saltos, crisis y momentos inesperados, es que se
puede decir que ya a principios del siglo XX hay indicios de la creación de
espacios de orientación denominados “Conferencias sobre las profesiones”, que
posteriormente se llamarían “Conferencias profesiográficas” y en otro momento
ya más preciso conferencias de “orientación vocacional”.
Al
convocar a estos profesores universitarios a impartir estas conferencias, se
les pide que hablen en general de la importancia y trascendencia de elegir con
conciencia la carrera futura y al mismo tiempo les ofrecen una visión del mundo
que les permita construir un futuro profesional a diferencia de ser alumnos
rezagados o “desclasados”3 como les llamaban en esa época. Luego entonces, la
historia de la orientación se convierte en las grandes discontinuidades de
acontecimientos, en permanentes rupturas de las ideas ya preconcebidas: Por
detrás de la historia atropellada de los gobiernos, de las guerras y de las
hambres, se dibujan unas historias casi inmóviles a la mirada, historias de
débil declive… historias del equilibrio obtenido por la especie humana entre el
hambre y la proliferación. (Foucault, 1982: 7).
Uno
de los propósitos centrales de estos eventos consistía en señalar algunos de
los principales rasgos de los aspirantes a ciertas profesiones y sobre todo
llevarlos a reflexionar sobre los procesos psicológicos y sociales presentes al
momento de elegir una profesión. Se invitaba a algunos profesores destacados
para impartir estas charlas con la presencia de los alumnos, autoridades
escolares, profesores y padres de familia. A estos últimos se les indicaba la
importancia de su participación en el proceso de elección de sus hijos y
señalaban que: “Los padres de familia, en cumplimiento de su deber, sepan
aconsejar más laudablemente a sus hijos en la importante cuestión de elegir
carrera” (Torres, 1908: 3).
Lo
que sí es significativo es el evento en sí, ¿a quién interpela?: A la comunidad
diversa tanto escolar como extraescolar, no sólo a los jóvenes estudiantes,
sino también a los tutores que son al mismo tiempo sus profesores y algo más
significativo aún es que se realiza los fines de semana para que puedan asistir
los padres de familia y con esto se cierra el círculo de la comunidad. Se
abarca a la colectividad y no sólo a un sector de la escuela, sino más allá de
la misma.
La
patria está ante los más grandes problemas, y vosotros, los estudiantes de la
Escuela Nacional Preparatoria, aunque sois todavía una incógnita por despejar,
constituís, empero, una de sus más halagüeñas esperanzas. (Castellanos, 1909: 5
en conferencias 1909).
CONCLUSIONES
En
la búsqueda de la arqueología del saber de la orientación educativa en México
de principios del siglo XX, y en proceso de construcción de un ideario
educativo enfocado a la educación para el pueblo, castellanización de los
millones de mexicanos que no hablan el idioma español, y por ende la
alfabetización y muchos otros graves rezagos educativos, es que se empieza a
definir el sentido de la orientación y sobre todo el convencimiento hacia la
población escolar de continuar los estudios y evitar en la medida de lo posible
la deserción y el abandono de la escuela por no representar una opción viable
de mejoramiento del nivel de vida de la población. Inicia el debate de las
ideas sobre la urgente necesidad de formar los cuadros científicos e
intelectuales que la nación requiere con extrema urgencia.
Por
principio de cuentas la gran mayoría de los estudiantes no sabían de la
creación de las escuelas gubernamentales como la ENP y tampoco sabían a ciencia
cierta la importancia y significado de estos estudios para ingresar a la
universidad. Recordemos que la educación privada y religiosa tuvo una hegemonía
de gran relevancia en el imaginario colectivo del pueblo mexicano y poco o casi
nada se conocía con respecto a las propuestas de educación del estado mexicano.
En este sentido es que se requiere de un profesional responsable de informar a
la población en general qué es la escuela del pueblo y su importancia en la
formación del ciudadano del futuro.
CAPÍTULO 2.- APUNTES Y PINCELAZOS SOBRE
LA PRÁCTICA DE LA ORIENTACIÓN EDUCATIVA CURRICULAR EN MÉXICO DURANTE LOS SIGLOS
XVIII Y LA MAGRA MODERNIDAD DE LOS SIGLOS XIX Y XX, BERNARDO ANTONIO MUÑOZ
RIVEROLL
INTRODUCCIÓN
La
reconstrucción histórica de los dos tipos de orientación educativa (la formal o
curricular y la incidental) en el contexto de la educación mexicana es una
tarea laboriosa y extensa. De principio, se considera que la simple efeméride
indicativa del surgimiento de la orientación educativa curricular o formal,
frecuente e insistentemente utilizada por orientadores interesados en la
historia de su campo profesional, no es de mucha utilidad para conocer el
desarrollo histórico de la OE, ya que poca utilidad reporta la descripción de
cronologías burocráticas, como el hecho de citar instituciones, organismos y
funcionarios que general y transitoriamente han aportado algo a estos
servicios. La verdad es que esas narrativas tan solo son una parte de la
historia y por lo general resultan ser las más irrelevantes.
ETAPA LIBERAL NACIONALISTA
Se
le denomina etapa liberal nacionalista porque representa la génesis de la
orientación educativa formal y contemporánea. Esta etapa formativa se
desarrolla muy lentamente en una relación muy simbiótica y en ocasiones poco
distinguible, se va entreverando con la práctica pedagógica mexicana, dentro
del contexto social y político de la formación y consolidación del Estado
mexicano hasta el periodo de la educación socialista del régimen cardenista.
ANTECEDENTES DE LA PRÁCTICA ORIENTADORA
Juventud,
finalmente proponía un profesionista que enriqueciera las prácticas docentes,
con la inclusión de contenidos dirigidos a fomentar los valores sociales,
éticos y morales de los jóvenes. También se planteaba trabajar en esa misma
dirección con los estudiantes. Más adelante en ese discurso se calificaba de
“perpetuo y positivo” el objetivo de la carrera de Institutor de la Juventud:
“la verdad y el bien de la humanidad”.
La
falta de estos conocimientos, indispensables para hacer las debidas
aplicaciones de las ciencias clásicas, inutiliza el fruto del estudio de éstas,
y sin duda es efecto y consecuencia de la contradicción que se observa en todo,
el que estando cubiertas las paredes de las bibliotecas de inmensidad de libros
de varios asuntos, tamaños y pesos, apenas se encuentra uno que tenga una serie
de observaciones sobre el corazón y genio de los niños, siendo así que se halla
noticias curiosas, menudas indagaciones y exquisitos descubrimientos de las
inclinaciones e instinto del elefante y el hipopótamo.”
LA EXPERIENCIA PEDAGÓGICA LANCASTERIANA
La
compañía lancasteriana, grupo filantrópico privado fundado en México en 1822,
tuvo su asentamiento y aceptación en nuestro país después de sus experiencias
pedagógicas en Francia e Inglaterra. Fundado a principios del siglo XIX por
Joseph Lancaster, el método lancasteriano fue promovido y aplicado con tal éxito
que los pedagogos del auge industrial le atribuyeron méritos importantes en los
avances y en el desarrollo industrial europeo.
Los
liberales lo adoptaron porque el método lancasteriano “se ligó al método de la
democracia pública, en vista de que promovía la participación de los alumnos en
el proceso educativo y eliminaba de paso, algo del papel autoritario del
maestro”.
También
atrajo mucho porque incluía toda una serie de innovaciones tecnológicas: el
telégrafo, los semicírculos, las divisas de mérito y castigo, las cajillas de
arena, las evoluciones y las cartillas.
Los
profesores lancasterianos esgrimían convencidos que ese método, al contrario de
la educación tradicional, “disminuía el papel autoritario del maestro, quien se
convertía más bien en el guía de la actividad escolar, llevada a cabo por los
instructores de grupo; permitía que cada niño avanzara en las asignaturas de
acuerdo con su progreso individual; daba oportunidad para cierta actividad
física dentro del salón; hacia menor uso de castigos corporales, utilizando de
preferencia divisas de mérito y castigo; promovía un sentido democrático,
porque los alumnos sabían con claridad el sistema de premios y castigos y
tenían derecho a reclamar al maestro si juzgaban que los instructores eran
injustos; ofrecía la enseñanza de lectura y escritura simultáneamente en vez de
sucesivamente; y sostenía que los niños terminaban sus estudios en menos tiempo
que en la escuela tradicional.
De
esta semblanza global de la experiencia lancasteriana, habrá que aislar
hipotéticamente los rasgos que la identifican con una práctica de orientación
educativa formal. El primer rasgo destacable es la disciplina en la aplicación
del método por parte de los maestros y de los monitores. Otro se constituye por
la psicopedagogía y el fomento de autoestudio en los alumnos, al propiciar
cierta libertad en los avances que los mismos educandos se iban dando. También
sobresale la experiencia en el aprendizaje y la enseñanza que el monitor
adquiría. Finalmente, puede anotarse un hecho contradictorio, que además
evidenciaba la débil claridad del proyecto educativo del Estado mexicano
respecto al laicismo: las escuelas lancasterianas contenían en su curriculum la
enseñanza del catecismo de los padres Ripalda y Fleuri, al mismo tiempo que se
enseñaba civismo mediante la Cartilla social sobre los derechos y obligaciones
del hombre en la sociedad civil, de don José Gómez de la Cortina.
Resumiendo,
las escuelas lancasterianas representan una experiencia educativa que refleja
las contradicciones de la educación del Estado, por un lado articulada a las
concepciones de compromiso y participación individual, y por el otro, la
disciplina y concepción clerical de la vida.
LA PEDAGOGÍA MEXICANA Y EL NACIONALISMO
A
partir de la Revolución de Ayutla, que representa la toma del poder absoluto de
los liberales, la educación empezó a ser delineada con mayor seguridad y
energía por el estado. Puede decirse que esta fecha propició la formación de un
estado educador en el sentido aceptable de la palabra, a pesar de todos los
problemas que existieron, pero que el estado pudo manejar con un margen mayor
de fuerza y de poder. En este periodo, la educación laica y obligatoria, así
como la prohibición de la educación religiosa (vid. Congreso Constitucional de
1857) y la libertad, enfilaban las preocupaciones hacia problemas más
específicos de la educación como el contenido ideológico que deberían tener el
nacionalismo, la unidad nacional, el papel del ciudadano, así como a suplir o
resolver las deficiencias de un sistema educativo que entre muchos conflictos
políticos, guerras y carestías, pese a todo, se iba formando.
Así,
la educación pública se preocupó por ofrecer educación a la mayoría de la
población, fundamentalmente en el ramo de la alfabetización, por la construcción
de escuelas y la formación de maestros. Es en este último rubro en donde puede
localizarse elementos para la caracterización de la orientación educativa
curricular o formal en este periodo.
Mientras
que en Europa la orientación educativa estuvo precedida por condiciones
científicas y tecnológicas que impuso la Revolución Industrial observadas y
sistematizadas por la teoría de la organización y la gestión; en México si bien
surgió de la concepción liberal (con los principios básicos de la doctrina
humanístico-capitalista), tuvo una mayor correspondencia con los intentos de
crear una pedagogía que contribuyera en forma muy importante en el arduo y
difícil proceso de la implantación sólida de una ideología legitimadora del
estado liberal; en romper la omnímoda presencia de una ideología clerical en
los educandos; y en la formación de una ideología abierta al cambio social,
como el Doctor Mora, Talavera y demás liberales pretendieron.
En este contexto, el origen de la
orientación educativa formal tiene que ver más con el proyecto de:
a) Organizar el sistema educativo
nacional;
b) imprimirle una ideología nueva; y
c) vincularlo con las necesidades
productivas del país para su modernización y desarrollo.
Claro
está que las prácticas orientadoras decimonónicas no cargaban con esas
cruciales responsabilidades, pero sí orientaban su currículo y sus propósitos
fundamentales.
CONTEXTUALIZACIÓN AL SURGIMIENTO DE UNA
PRÁCTICA ORIENTADORA MEXICANA
El
movimiento de independencia, específicamente el proceso de construcción de la
nueva nación, trajo consigo una concepción diferente de la educación, que si
bien ya se venía incorporando a las discusiones bohemias y un tanto
clandestinas de la intelectualidad mexicana en las postrimerías del siglo
XVIII, en la etapa de formación del estado mexicano pasaba a ser un proyecto
consecuente para que el ciudadano fuera libre y responsable de su propia
formación.
Por
ejemplo, es reconocido que en Europa, cuna del liberalismo, la burguesía contó
con un proceso histórico más largo para debilitar el poder de la Iglesia,
divergentemente en México y Latinoamérica el coloniaje y el poder de la iglesia
en el siglo XIX todavía era sólido (a pesar de las derrotas que le infringieron
en España y Portugal) y no se encontraba desmembrado en su poder central;
situación que detenía la instauración de una concepción diferente, sobre todo
en una sociedad como la latinoamericana que se encontraba más cerca del
esclavismo que del feudalismo.
De allí que se observa que el
capitalismo en Latinoamérica y en México, tuvo características muy
particulares, como las consideradas por el gran escritor José Revueltas quien
acertadamente dedujo que el desarrollo histórico capitalista de México debió
seguir este esquema:
a) desarrollo de las relaciones capitalistas
de producción;
b) consumación del proceso de
integración nacional; y
c) independencia política del país, es
decir, nacimiento de la nación mexicana.
Pero
la realidad fue que no se respetaron estas condiciones o etapas, ya que “el
desarrollo de las relaciones capitalistas de producción no precede al
consumación de la integración nacional ni la constitución del Estado
capitalista moderno.
Abelardo
Villegas fue más allá en su observación cuando afirmó que “el liberalismo en
México apareció antes como programa que como realidad o experiencia histórica.
Incluso constituyó parte de ese programa la creación de una burguesía, clase
social que en Europa había creado el liberalismo y que aquí se intentó integrar
en forma deliberada.”
De
esta forma, el período crítico e inestable de la nación mexicana, entre 1824 y
1857, se caracterizó por el equilibrio de fuerzas, en el “empate entre
liberales y conservadores, entre el partido del progreso y el del retroceso”;
en donde “cada vez que alguna de las facciones contendientes lograba
coyunturalmente apoderarse del aparato gubernamental, de inmediato intentaba
desarrollar una política que favoreciera abiertamente los intereses
particulares del sector social que representaba”.
José María Luis Mora, uno de los ideólogos
más importantes que ha existido en la historia de la educación mexicana, tuvo
mucho que ver en la promulgación de tres principios que animaron la reforma de
la instrucción pública de octubre de 1833; y que constituyeron la concepción
más acabada para la organización y hegemonía de la educación pública:
a) Destruir cuanto era inútil o
perjudicial a la educación y a la enseñanza.
b) Establecer esta conformidad con las
necesidades determinadas por el nuevo estado social.
c) Difundir entre las masas los medios
más precisos e indispensables para aprender.
La
creación de mejores condiciones de aprendizaje y al proceso de gestación de los
intereses profesionales
La
simple y válida inferencia de que el binomio pedagogía-orientación educativa,
ya argumentado con suficiencia a lo largo de este trabajo, no sería del todo
satisfactorio enunciarla, sino extraer y caracterizar lo que le es propio a la
praxis formal de la orientación.
En
este sentido, se hace importante un análisis de la gran obra de Rebsamen, Enrique
Laubscher, Manuel Cervantez Imaz (introductor del método Froebel en México),
Luis E. Ruiz, Alberto Lombardo y Manuel Flores, por citar a los más importantes
para el marco psicopedagógico de la orientación educativa formal.
Los
trabajos de estos maestros no se concretan a la simple instrucción, enseñanza
de conocimientos, sino que también consideran la parte afectiva, cognoscitiva e
ideológica del alumno para el desarrollo de la enseñanza; no pierden de vista
la orientación ideológica que el estado imprime a la educación y diseñan,
aplican y proponen formas de organización para la escuela y su aprendizaje. Un
estudio general, no suficiente, permite hacer esta relación; hecho que aporta
la seguridad para proponerlo e incorporarlo como una parte importante en la
caracterización histórica de la orientación educativa formal.
LOS CONGRESOS HIGIÉNICO PEDAGÓGICOS COMO
MODELOS DE PRÁCTICA ORIENTADORA
Existe
una fuente muy interesante que dio cuerpo y contenido a la orientación
educativa formal y que proviene de la medicina. Mientras que en Europa la
microbiología se desarrollaba con intensidad en busca de eliminar los agentes
patógenos descubiertos por Pasteur, Kocht, y que hacía avanzar con pasos
agigantados a la ciencia médica; en México la medicina, como una de las de
mayor prestigio en Latinoamérica, se vinculaba en la medida de sus
posibilidades a ese movimiento.
Uno
de los caminos de la medicina mexicana fue el de la epidemiología o salud
pública; como en todo gobierno liberal de esa época, preocupado por la salud
del pueblo, las experiencias sanitarias tuvieron relevancia. De esa forma,
puede comprenderse la incorporación de la medicina al campo de la educación y
específicamente a figurar dentro de la orientación educativa formal en todo el
mundo. Recuérdense las experiencias inglesas y parisinas, que vincularon a la
teoría de la organización y la gestión la salud para el trabajo.
En
México, el Congreso Higiénico Pedagógico de 1882 representa uno de los aspectos
históricos interesantes de la praxis orientadora.
Reunidos en la capital, pedagogos y
médicos participaron en dicho congreso en el que trabajaron en torno a los
siguientes temas:
a) las condiciones higiénicas
indispensables que deberían reunir los edificios escolares,
b) el modelo de mobiliario escolar para
satisfacer las exigencias de la higiene,
c) las características de los libros y
útiles escolares,
d) los métodos de enseñanza para mejorar
la instrucción de los niños sin comprometer su salud,
e) la distribución diaria del trabajo
escolar, según las diferentes edades de los educandos,
f) las preocupaciones que deberían
tomarse en las escuelas para evitar la transmisión de enfermedades contagiosas
entre los niños.
Es
conveniente un régimen disciplinario en que el alumno tenga conciencia del
hábito de hacer el bien. Pueden emplearse consejos cuando sean racionales y no
cuando provoquen sentimientos negativos.
Los programas y estudios emprendidos por
este novel departamento fueron de singular importancia, porque de él surgió el
documento de daría pie a la instauración de las Bases para la organización de
la escuela primaria, cuyo reglamento se elaboró entre 1923 y 1928, con los
siguientes objetivos:
1) conocer el desarrollo físico, mental
y pedagógico del niño mexicano;
2) explorar el estado de salud de
maestros y alumnos;
3) valorar las aptitudes físicas y
mentales de los escolares para orientarlos en el oficio o profesión del que
puedan obtener mayores ventajas;
4) diagnóstico a los niños anormales;
5) estudiar estadísticamente las
actividades educacionales en todo el país.
Entre
las funciones que realizó el Institución Nacional de Investigación Educativa,
fue la clasificación de pruebas de inteligencia a los educandos y el estudio
estadístico de los resultados, con el propósito de “darlos a conocer a los
maestros en gráficas de fácil visualización con las convenientes sugestiones
para su aprovechamiento en el quehacer educativo”
CAPÍTULO 3.- LA CONFORMACIÓN DEL CAMPO
DE LA ORIENTACIÓN EDUCATIVA SIGLOS XIX Y XX EN MÉXICO., ANA LUZ FLORES PACHECO
INTRODUCCIÓN
Las
problemáticas y los debates educativos de los dos siglos anteriores en el
contexto mexicano dan un sello particular a la Orientación Educativa que
persiste hasta nuestros días, sobre todo a las prácticas disciplinarias,
propias de una educación vertical y violenta. En ese contexto, los Congresos
Higiénico Pedagógicos marcaron un parteaguas que debatió ideas innovadoras en
ese tiempo. En la actualidad no parece lógico vincular lo pedagógico y lo
médico, pero al contemplar la insalubridad de las escuelas como una de las
causas de muerte de los infantes, adquiere sentido el uso de los comprobantes
de salud solicitados aún hoy en día.
Podemos
ver en escena dos miradas acerca de la Orientación Educativa, a una de ellas, a
la cual llamaremos dispositivo disciplinario, subyace la idea del hombre como
esencialmente malo a quien hay que controlar con la intención de guiarlo, culturizarlo
y liberarlo de la insalubridad. En la otra mirada subyace la idea de un hombre
al cual hay que educar de manera integral comprendiendo a la vida no como una
línea recta en la que existen momentos en que las personas se encuentran en
circunstancias difíciles y requieren de acompañamiento y apoyo, como se puede
observar en el llamado Bildung. Desde esta perspectiva pretendemos abordar este
trabajo.
EL CAMPO DE LA ORIENTACIÓN EDUCATIVA
La
Orientación Educativa es un campo de estudio de la educación que se refiere al
acompañamiento del sujeto que le brinda la escuela. Nace como práctica en
México en el siglo XIX a raíz de los debates higiénico pedagógicos, con una
tendencia disciplinaria y trata de convertirse en parte de un dispositivo para
la formación integral del sujeto con base en tres ejes: lo personal, lo
educativo y lo profesional-laboral-social (vocacional).
Existen varias problemáticas que
enfrenta en su conformación:
o Poca difusión de lo que México ha
aportado a la Orientación Educativa
o Autores y orientadores confunden la
Orientación Educativa con la Vocacional.
o Una gran cantidad de orientadores no
están profesionalizados.
o Las escuelas contratan orientadores
sin la formación ni información sobre el campo.
o Conflictos entre la práctica y la
teoría que sirve de sustento, tanto por el cuestionamiento de las teorías, como
por la ausencia de prácticas teóricamente fundamentadas.
o Coexistencia de diferentes
perspectivas de lo que significa Orientación Educativa.
o Falta de un debate más activo sobre la
consolidación del campo, la teoría y la práctica.
o Carencia de una perspectiva que pueda
abrir el papel del Orientador Educativo en una sociedad del conocimiento que
permita la construcción de sujetos sociales con profesiones al servicio de las
comunidades.
A la
Orientación Educativa se le ha concebido como campo, y no sólo como disciplina,
porque va más allá de un cúmulo de conocimientos y traspasa los límites de la
pedagogía y la psicología; hacia espacios relacionados con la sociología, la
economía, la filosofía y la historia.
El
campo de la OE responde a preguntas que refieren al proceso histórico de su
construcción, tiene un cúmulo de conceptos teóricos y es una estrategia de
intervención en las escuelas de diferentes niveles. Como se verá en otros
capítulos, va de la mano con los debates —presentes de manera intensa durante
el siglo XIX— en relación con el papel de la educación en la conformación del
cuerpo, de los saberes y de las creencias. Así, el concepto de campo de la
Orientación Educativa permite tener esta panorámica de su surgimiento y de los
debates, en lugar de tomar sus concepciones como productos acabados, tendrán
una referencia obligada a su construcción.
Los
orientadores educativos tenemos como exigencia hacernos cargo de retrabajar las
concepciones que sustentan las prácticas, muchas de ellas están basadas en
clasificaciones arbitrarias de la realidad o responden como podría ser el caso
de las clasificaciones de Ginzberg, Ginsburg, Axelrad y Herma (1951 cfr. Brown,
2002) a intereses de la vida económica impuestas al campo de la OE sin
mediación de reflexión alguna.
El
perfil de los orientadores también se ha modificado, la mayoría son pedagogos o
psicólogos, pero también se encuentran profesionales trabajando como
orientadores con perfiles que no corresponden a las funciones, como es el caso
de biólogos, administradores y otros, incluso licenciaturas que según
confesaron en las oficinas de la Secretaría de Educación Pública a cargo de sus
contrataciones, no saben ni qué significan.
Los
orientadores educativos en las escuelas realizan labores como revisar el aseo
personal de los alumnos, regañar a los jóvenes, aplicar pruebas psicométricas
para apoyar la elección de carrera, pre-clasificar a los jóvenes para su
contratación por medio de las empresas, impartir talleres relacionados con sus
decisiones, emociones, manejo de conflictos, aprendizaje, los cuales, junto con
espacios de diálogo permiten sembrar en los alumnos la semilla de la reflexión
sobre las profesiones emergentes y no limitarse a guiarse hacia el empleo, sino
hacia la reflexión sobre la identidad global y la posibilidad de convertirse en
una herramienta transformadora del contexto socioeconómico.
SIGLO XIX, CUNA DE LA ORIENTACIÓN
EDUCATIVA
Los
debates que se generaron en los Congresos marcaron varios puntos importantes:
la obligación del Estado de ser un órgano rector en la educación y la higiene
pública; por lo que los debates se dan en el terreno médico y educativo;
convierten a las escuelas en espacios higiénicos, pintados, regulados y que a
su vez normaban la vida íntima de los asistentes, los contenidos educativos y
los tiempos en que estos se impartían. Asimismo marcó la construcción del campo
de la Orientación Educativa —que en ese momento histórico no cuentan con ese
nombre— es un espacio que autoriza guiar al Otro en sus asuntos educativos,
morales e higiénicos; así como parte de esta disciplina se inicia la revisión
del aseo personal, orden, postura corporal y selección de actividades a
realizar vinculadas con los oficios a los que podrían dedicarse.
Otro
motivo es que la mayoría de las escuelas primarias estaban ubicadas en espacios
insalubres como vecindades o caños, por lo que muchos niños contraían
tuberculosis, tifo, viruela lo cual causaba la mitad de las muertes de niños en
esa época. En 1889, 1890 y 1891 se realizaron Congresos Nacionales de
Instrucción Pública que trataron las cuestiones que antes correspondieron a la
Higiene, por lo cual podemos notar un traslado del objeto hacia la Instrucción,
sin descartar la revisión médica de las escuelas a través de una cartilla
(folleto) sobre la limpieza.
Los
Congresos Pedagógicos se siguieron realizando, preocupados por la salud, la
higiene, el mobiliario, los tipos de construcción, los tipos de facultades que
se desarrollan a partir de la educación: “las funciones vegetativas (sometidas
al cuidado de la higiene), las locomotrices, a los juegos y preceptos de
gimnasia y las sensoriales, a ejercicios rigurosamente objetivos, especiales
para cada sentido”. Las ideas de Fröebel se utilizaban principalmente en el
Kínder con actividades de dibujo, colores, juegos al aire libre, coros, cuentos
entre otras.
Los
horarios de 6 horas de escuelas, 4 por la mañana y 2 por la tarde no perduran
hasta nuestros días. Así como a que se aprendiera la moral por medio de la consecuencia
de los actos —idea de Spencer—, lo cual suena sencillo, pero se daba en un
contexto donde la educación era muy diferente. Ya Altamirano se quejaba de “que
la letra con sangre entra ya que los niños eran educados de forma cruel y
castigadora, los golpes, las torturas en las manos, los azotes en diversas partes
del cuerpo eran comunes, provenían de la larga tradición venida desde Europa
que documenta Durkheim en La educación moral.
Podemos
ver que los Congresos afectaron no solo a la educación, sino a todo el aparato
de salud, ambos se consolidarían hasta el siglo XX en el periodo
posrevolucionario, pero en el siglo XIX quedó marcada la injerencia del Estado
y una gran cantidad de elementos que caracterizan a la educación de hoy,
incluso fue llamado el “laboratorio en la educación de México, ya que se
mezclaron y experimentaron ideas, propuestas y nuevas tendencias, en pro de
encontrar un sistema acorde con la nación en construcción.
Autores
como Joaquín Baranda, Ignacio Ramírez, Manuel Flores, Rébsamen, Carlos Carrillo
y Justo Sierra propusieron métodos como dejar al niño a su marcha natural,
promover la evolución física y psíquica del hombre, despertar a la percepción
de las cosas (imágenes y objetos) con procedimientos como exposición,
aplicación y corrección. Se dio una educación diferenciada por sexo, con cosas
más suaves y coordinadas para las mujeres que nacieron para ser madres, que en
la pubertad con las transformaciones corporales que hacen evidentes sus
funciones sexuales son vistas como un peligro para la moral (Chávez, 2010).
EL SIGLO XX Y LA CONSOLIDACIÓN INSTITUCIONAL
DE LA ORIENTACIÓN EDUCATIVA
En
el siglo XX las instituciones inician un proceso de adopción oficial de la
Orientación Educativa, algunas veces con ese nombre y en otras con nombres
cercanos. Se muestran algunos datos tomados de Flores (2011):
En
1925 se fundó la Secretaría de Educación Pública, aunque ya existía el
Departamento de Psicopedagogía e Higiene Escolar que pasó a formar parte de la
SEP y tenía como objetivos conocer el desarrollo mental, físico y pedagógico
del niño, valorar sus aptitudes físicas y mentales, diagnosticar los niños
anormales (Pérez, 2007).
o En 1935 se impartía la materia de
Orientación Educativa en este Departamento de Psicopedagogía e Higiene Escolar,
el cual pasó en 1971 a ser el Instituto Nacional de Psicopedagogía. Desde 1940
se preparaban orientadores para secundaria.
o En 1953, la Universidad Nacional
Autónoma de México creó el Departamento de Psicopedagogía y, a través de la
Escuela Nacional Preparatoria, en 1958 creó el Departamento de Orientación con
tareas de orientación vocacional y educativa (todavía como diferentes).
o En 1956, el Instituto Politécnico
Nacional crea el Departamento de Orientación Educativa, pero en 1958 varias
universidades forman departamentos psicopedagógicos;
o En 1962 se fundó la Asociación
Mexicana de Maestros Orientadores y en 1979 la Asociación Mexicana de
Profesionales de la Orientación; en 1982-4, el Primer y segundo Coloquios de la
Orientación Educativa y Vocacional.
o En 1985 se realiza la primera Reunión
de Evaluación de la Orientación Escolar —considerada un parteaguas en la
definición de las concepciones y prácticas de la Orientación. Luego le siguen
actividades de Orientación Educativa hasta que en 1995 se incluyó en los
Estados del Conocimiento del Congreso Mexicano de Investigación Educativa, el
cual se considera un espacio importante en la educación de nuestro país.
LA FORMACIÓN DE ORIENTADORES EDUCATIVOS
El
profesionista dedicado a la Orientación Educativa no puede olvidar la
existencia de dos grandes formas de ser orientador: una defiende el derecho de
los jóvenes a la educación de calidad, la integralidad de los conocimientos, el
acompañamiento, el diálogo como forma de resolución de conflictos y la búsqueda
de un espacio para el trabajo. Otra, relacionada con prácticas disciplinarias
—muy común en las escuelas secundarias como herencia de las ideas jerárquicas
validadas en los Congresos Higiénico Pedagógicos— que impulsaban la injerencia
del otro en las cuestiones más íntimas de la persona como sus prácticas de
higiene y salud, hasta sus comportamientos en la escuela.
El
orientador puede recuperar posturas de otros campos que brindan herramientas
para analizar problemáticas con las que se enfrentan los jóvenes de nuestro
país, como lo son la exclusión social y educativa. Por ejemplo, la sociología
propone a través de Bourdieu y Passeron el concepto de habitus o estructuras
estructurantes que permite mirar las diferentes formas de apropiación de los
aprendizajes como parte del capital cultural y no de diferencias en los coeficientes
intelectuales; por otro lado, los estudios culturales aportan conceptos como el
lavado de manos que permite la utilización de ritos para evitar cargar culpas
por la exclusión educativa; los conceptos de sociedad del conocimiento permiten
ver las profesiones como algo más que estudios en sí para convertirse en
herramientas de transformación social utilizando los conocimientos en la
solución de problemáticas de la propia comunidad.
El
objetivo del orientador será enriquecer la vida personal, cotidiana, ciudadana
y laboral de los sujetos, en su entorno familiar y social. Acompañar al alumno
de una manera natural, a través del diálogo, las técnicas vivenciales, desde
una perspectiva humanista, tratando de comprender, de no clasificar, de no
prejuzgar sin conocer. El orientador que busque en la historia del campo podrá
contar con una mirada de globalidad.
Hacemos
un llamado a trascender la herencia de nuestro México y lograr contribuir en la
construcción del campo de la Orientación Educativa desde la historia, la
filosofía, la sociología, además de los aportes que puedan hacerse desde
posturas de empoderamiento, estilos culturales y ciertos aspectos de la
psicología.
CONCLUSIONES
El
siglo XIX es cuna de la Orientación Educativa, la Pedagogía Moderna y la
Educación laica, gratuita y obligatoria para toda la población mexicana. Los
debates que se tuvieron durante el periodo decimonónico, pero principalmente
los que se tienen en las últimas cuatro décadas de ese siglo, son las que dan
pie a responsabilizar al Estado de la educación y la vigilancia sanitaria, pero
también del respeto de la democracia y la educación humanista basada en el
Bildung, o sea, en el cultivo del desarrollo, la armonía humana entre el ser y
el mundo. Los siglos XIX y XX marcan tanto los debates sobre el tipo de alumno
al que deberá educarse, los métodos y las instituciones.
El
profesionista que busca en la Orientación Educativa un campo laboral deberá ser
consciente de los debates en las concepciones de la OE así como la historia de
su construcción, que toca los Congresos Higiénico Pedagógicos y los Congresos
Nacionales de Instrucción Pública. La Orientación Educativa del siglo XX llegó
más allá de la orientación clínica, incluso más allá de la orientación
integral, es decir, rebasó el uso exclusivo de la psicometría, el ser parte del
dispositivo disciplinario para convertirse en un acompañante para dialogar,
analizar, jugar, reflexionar y permitir una inserción social. Así, los
orientadores educativos del siglo XXI continuaremos en esta línea reencontrando
el concepto de Bildung de la formación del espíritu en libertad, con amor por
la literatura, armonía del ser en el mundo, revertir la desigualdad social a
través de promover las habilidades necesarias y con consciencia de la exclusión
social y el empoderamiento de que somos capaces.
COMENTARIO
Los
orientadores tienen como propósito principal orientar al individuo en los problemas
inter e intra personales, en el proceso de toma de decisiones, desarrollo
humano, en la conducta del individuo, adquisición y desarrollo del bienestar
personal. El orientador asiste al individuo para que logre un crecimiento
saludable, capacitándolo para enfrentar aquellas situaciones, problemas u
obstáculos que suelen presentarse durante su desarrollo.
En
la relación de ayuda se concibe al individuo como una persona
autónoma, con valores, necesidades, intereses y dueña de sí misma,
que busca orientación para encontrar respuestas a sus situaciones
particulares de vida, mientras el orientador es la persona facilitadora y
estimuladora de dicho proceso. En el trabajo con la persona o los
grupos, el orientador utiliza además de las técnicas y estrategias, la relación
de ayuda profesional como medio de intervención. La relación que puede existir
entre el orientado-orientador es una relación en la cual al menos una de las
partes intenta promover el crecimiento, desarrollo, madurez, funcionamiento y
mayor calidad de vida de la otra parte. El orientador es un medio, un recurso
para el proceso, mientras que el orientado es el protagonista de su propio
proceso.
Por
otra parte, la asistencia del orientador en el escenario
educativo comprende una serie de funciones planificadas para producir
cambios en los orientados, a nivel individual, grupal u organizacional.
Está asistencia puede ser de carácter curativa o remedial, preventiva, de
desarrollo o de asesoramiento. Estas funciones sugieren un papel tanto
reactivo como proactivo por parte del orientador. Tradicionalmente al
Orientador se le ha ubicado en un papel esencialmente reactivo, esto es,
atender al orientado solo después de la existencia de un problema, cuando éste
recurre en la búsqueda de su ayuda. Actualmente se reconoce la existencia de
otras funciones del que hacer del orientador como la prevención de problemas,
la promoción del desarrollo positivo en el individuo.
Por consiguiente, formar orientadores es una tarea
compleja por cuanto al trabajo profesional de los orientadores se basa en los
procesos humanos, como individuo y como ser social, así que el aspirante a
orientador requiere de un esfuerzo personal y intenso en el ámbito intelectual,
emocional y de actuación en la tarea de adquirir las competencias para el
ejercicio de la profesión. Para el futuro orientador, es vital para su acción
profesional en el trabajo con las personas y los grupos, que también adquiera
una serie de habilidades “personales, cognitivas, emocionales, relacionales y
de actuación que soporten la utilización experta de las teorías, modelos,
técnicas y estrategias que integrarán su repertorio profesional”. (Vera, 2002,
2).
Así en la práctica de la Orientación, sobre todo
mayormente educativa, el concepto de nosotros significa el reconocimiento de
igualdad, pluralidad compartida y respeto por la dignidad humana.